Falta
pocos menos de 8 meses para que se celebre la elección presidencial,
y es buen momento para explorar sin el engaño de las encuestas a
modo, los motores que impulsan a los probables candidatos, de entre los que el único seguro para aparecer en las boletas del 2018 es Andrés Manuel
López Obrador.
Si
tuviéramos que juzgar a López Obrador por las ideas económicas de
sus colaboradores más cercanos y de sus camaradas de partido,
tendríamos que definirlos como afines a los desastrosos gobiernos de
Luís Echeverría y de José López Portillo, y sólo por eso es que no
representan nada novedoso, ni creativo, ni original y menos nada que
haya probado ser exitoso, ni útil para México.
En
lo personal, López Obrador no ha demostrado nada en materia de
economía política, salvo lo que se puede derivar de su lenguaje
contra el neo liberalismo y contra la globalización, a las que
considera invenciones de Carlos Salinas, y quien según AMLO, maneja a
México con la naturalidad con la que el Checo Pérez maneja el
“vocho” de su mamá para ir a Misa. Es obvio que con tan pobre
erudición de las causas y de la realidad, es imposible que pueda
proponer algo capaz de remediar los males que padece nuestra
maltrecha economía.
Esta
pobreza en su formación intelectual, la sustituye con mega proyectos
al estilo de Teddy Roosevelt, pero por el momento esos mega proyectos
se encuentran en la fase de fantasía. En lo humano tiene en su cercanía desde despojos del fraude electoral de 1988, como su perpetrador Manuel Bartlett, hasta demócratas impolutos como Tatiana Clouthier.
Irónicamente López Obrador y Carlos Salinas comparten una misma pasión, la del “Big Brother” o Estado Benefactor, que Salinas llevó a la practica bajo el programa “Solidaridad”, que es y ha sido la punta de lanza en todos los gobiernos desde entonces.
En el caso de López Obrador su larga estadía dentro del PRI, le proporcionó el contacto directo con las comunidades pobres de pueblos originarios de Tabasco para los que laboró, y esto aunado a su férrea formación religiosa, lo llevaron de la mano al deseo sincero e irrefrenable de ayudar al necesitado, aún a costa de cualquier inconveniencia personal. Cuando fue Jefe de Gobierno en el Distrito Federal multiplicó el gasto en apoyo a “viejecitos” y “viejecitas”, y a todo tipo de gobernados en estado de necesidad. Hoy en día esos mismos programas sociales creados por López Obrador son criticados como “Populistas” por sus críticos, pero son el corazón de la asistencia social de los gobiernos de los políticos que los critican.
Si bien la temática social es uno de los bastiones de López Obrador, y que la teoría económica es la mayor de sus flaquezas, el tema político consistente en Democracia y Federalismo es un empate con cualquiera de sus adversarios, pues todos tienen la misma ideología.
López
Obrador es partidario, como todos los intelectuales, los pre
candidatos, y como todos los actuales dirigentes de los partidos del
Centralismo, de la Anti Democracia, de los “dedazos”, de las
encuestas “al gusto y a la medida”, de las imposiciones, y de la
simulación de una Democracia inexistente, y que al paso que vamos,
tampoco va a existir en los próximos 30 años. En suma, Andrés
Manuel López Obrador es un partidario del Autoritarismo mexicano,
inventado precisamente por otro de sus héroes: Lázaro Cárdenas.
En
suma nuestro personaje tiene un punto a favor, que es su agenda
social, un punto en contra, que es su larvaria propuesta económica,
y un punto de empate con sus adversarios en la naturaleza anti
democrática, autoritaria y centralista. Solo restan dos aspectos a
considerar.
El
primero de estos son los recursos retóricos de López Obrador, sin
duda es uno de sus puntos históricamente fuertes desde que fue
candidato a gobernador de Tabasco en
1989, y hasta la elección del 2012. Desde entonces en general vence
a sus adversarios sin problema alguno, es cierto que no pudo vencer
al PRI en su tierra, pero eso es precisamente en partea su buena
labor como priista tabasqueño, pero la toma de las instalaciones de
Pemex, y otros actos de resistencia lo convirtieron en personaje
nacional y lo llevaron al Comité Ejecutivo Nacional del PRD, desde
donde envió al retiro al pobre Heberto Castillo, a Marcelo Ebrard,
y al mismísimo Cuauhtémoc Cárdenas a quien acusó de cobardía
para defender su triunfo en 1988, e incluso hizo morder el polvo al orgulloso Diego Fernández, a quien exhibió como al pillo que es.
En
este mismo tema, el de la retórica, Andrés Manuel López Obrador
sostiene una dinámica única con sus camaradas: Él deja que ellos
se expresen con libertad, que argumenten sin cortapisas y digan lo
que se les antoje, pero se reserva el derecho a contradecirlos sin
descalificarlos, tal fue el caso de la retorica de los
lopezobradoristas sobre Nicolás Maduro, pues mientras estos
idolatran al tirano chavista, López Obrador ha protestado contra
quienes lo comparan con él, y lo más importante, es que de este
choque entre camaradas generalmente nadie sufre ni siquiera raspones.
Solo
en las elecciones del 2006 López Obrador recibió lesiones por su
dialéctica, ciertas expresiones como “Al diablo con sus
instituciones” “Cállate chachalaca” tuvieron un alto costo
electoral, pues no fueron del agrado de millones de posibles
electores de su candidatura, y además la beligerancia anti católica
le cobró una fuerte factura en sus propias zonas de influencia.
Tampoco hay que olvidar que Felipe Calderón en 2006, anuló en los
debates a López Obrador, porque entonces no tenía la cola de
dinosaurio que ahora tiene, ni se conocía su vocación dictatorial ni su gusto por los negocios a costillas del Erario o de la Ecología nacional, ni por el dinero ajeno.
El
otro aspecto relevante, es el tema de la honestidad, en que Andrés
Manuel López Obrador es el único propietario de esa agenda
nacional. Es seguro que López Obrador enarbolará, en cada ocasión,
la bandera de su honestidad, venga o no al caso, con pretexto o sin
pretexto, y para acreditarla argumentará siempre lo mismo, que “No
me han encontrado nada”, que carece de la codicia de priistas,
panistas, perredistas y de todos los partidos. Si lo apuran un poco
dirá que solo tiene una propiedad, y que las de su anterior
matrimonio, ya las entregó en vida a sus hijos.
Hablando de su familia, actualmente vive felizmente su
segundo matrimonio, el cual surgió después de que López Obrador enviudó y
después de un largo periodo de luto y de sincero recuerdo, esto es una gran diferencia con respecto a sus adversarios, que en cuanto la buena estrella les sonrie, de
inmediato se deshacen cristianamente de su primera esposa, la mandan a volar y se
consiguen otra, acorde a su nuevo estatus social y económico.
La
honestidad descarada de AMLO, irrita a los políticos que se
encuentran en la esquina contraria, quienes no se atreven a acusarlo
de nada, salvo de "populista", y mientras que ninguno de sus antinomias
se atreve a presumir honestidad, todos tienen atestados de esqueletos y alforjas de oro sus roperos. Todos han participado de la rapiña al Erario, o a los
recursos naturales; Todos han sido obsequioso con empresas
depredadoras extranjeras o nacionales a cambio de embutes, así que
todos, todos tienen enormes colas de roedor para ser pisadas. Hasta
Margarita Zavala que jura ser ajena políticamente a su esposo Felipe
Calderón, tiene una enorme cola tras ella, pues no puede explicar el origen lícito del dinero con el cual financia su campaña desde junio del 2015,
derrochando un par de cientos de millones de “devaluados” en
Televisión, encuestas al gusto, Radio, Prensa escrita, acarreos, paseos en camión
nuevo, tortas de tamal, guajolotas y frutsis.
En
este rubro López Obrador es invencible, pues nadie en México lo ha
acusado de robar ni un centavo, ni de tener más propiedades que el
Nopal como es normal en los azules, tricolores, amarillos y hasta en
sus propios correligionarios, y claro que en un México asqueado
hasta la repugnancia de tanto ratero e inmoral, el candidato de
Morena, Andrés Manuel López Obrador supera a toda la canalla de sus adversarios, simplemente con
el prestigio de su rectitud.
Con este solo factor, y la mediocridad absoluta de los visibles y probables contendientes que tendrá en 2018, López Obrador, Andrés Manuel, AMLO, o simplemente “El Peje”, tiene un marcador final que le es favorable, y si lo duda, haga usted mismo sus propias cuentas, revise el marcador entrada por entrada, repase errores, "hits" "homeromes" y sume. Y por favor, comparta sus resultados. Ya es hora de batear para que México gane.
Por
Antonio Limón López.