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Publicidad y plagio






No tendría una pizca de novedad afirmar aquí, que en México no distinguimos entre la propaganda política y la simple publicidad, esto es así debido a la pedagogía nacional impuesta por todos los gobiernos desde la aparición de los medios de difusión electrónicos que sólo han tenido como finalidad real impedir la politización del mexicano, simplemente para conservarlo en condición de subciudadano, mal informado, peor formado y fácilmente manipulable por cualquiera que pueda pagar el costo de una campaña publicitaria de frases de pierogrullo y consignas de contenidos chatarra.


Para nadie es novedad que la propaganda tiene como eje y fin servir para la propagación de las ideas y de los propósitos políticos, en tanto que la publicidad sólo aspira a vender un producto comercial cualquiera, por lo que para publicitar algo lo único que necesitamos es que exista un producto en el mercado y un comprador potencial que pueda pagarlo, la publicidad debe convencer al cliente que es mejor un jabón que otro, una pasta dental que otra, en tanto que la propaganda requiere que haya un sujeto capaz de comprender y de recrear un conjunto de ideas o un proyecto de cambio social o un propósito de enmienda o de consolidación del poder público, sin importar nada más que los principios éticos congruentes con las aspiraciones sociales, espirituales y políticas del destinatario final de la propaganda, el ciudadano.


Es obvio que la propaganda es el medio ideal para influir políticamente a un pueblo educado y altivo, para resolver sus diferendos, sus elecciones y con esto su presente y futuro, lo cual por desgracia no parece ser nuestro caso, pues el mexicano recibe aún en los procesos electorales vil publicidad en lugar de propaganda, nos es cosa sólo del PAN o del PRI, sino de todos los partidos e incluso de quienes inciden como grupos de presión interesados como las televisoras y los gremios empresariales.


Pero lo que si puede ser novedoso es que esas campañas puramente comerciales, publicitarias, de “vendedores de imagen” como desfachatadamente se hacen llamar, no tengan ni siquiera el talento para elaborar publicidad de mediana calidad y cuando es así, es porque se trata de viles plagios pagados a precio de oro, el gobierno dizque panista del presidente Felipe Calderón utiliza el lema “Para vivir mejor” el cual fue utilizado profusamente por el gobierno municipal de Jorge Hank en Tijuana, ese mismo lema utiliza un logo que es una flor policroma, que es un refrito de la imagen del disco de la campaña “Songs for Tibet”, en suma un plagio perfecto de imagen y de lema y de paso un magnifico negocio a nuestras costillas.


No solo el erario nacional lo dilapida nuestro gobierno federal pagando oro por el plagio intelectual, pues incluso todavía el PRI utiliza variantes de su lema histórico “Con el PRI sí” acompañado por una flecha de aprobación y que fue prácticamente robado de la campaña publicitaria “Con Pepsi sí” de hecho si pudiéramos recordar cada lema dominante en cada elección, encontraríamos con honrosísimas excepciones que los lemas de los partidos políticos son viles refritos de otras campañas generalmente comerciales o de vulgaridades como “La amistad nos une” y algunas reproducciones como la que el PAN utilizó en las elecciones federales de 1985 “Por una nueva mayoría” que fue tomada de la campaña de la izquierda francesa de las elecciones generales galas de 1984.


El PAN tuvo memorables frases presidiendo sus campañas como la de los años sesenta “Un voto por el PAN es un voto por México” frase que abandonó y que el PRI la adoptó con variantes, otra frase memorable se la debemos a los panistas de Nuevo León que inventaron a principios de los ochenta el emblemático “Sí se puede” que ahora hasta fue utilizada por los norteamericanos en la campaña de Obama, pero fue la campaña panista del 2000 una verdadera tormenta de ideas expresadas en lemas políticos, desde el “Vota por el cambio” que captaba la urgencia nacional de transformación y a la vez, atraía a todos los que querían que su voto fuera útil, otro lema político a pesar de su escueta forma fue el “¡Ya, ya, ya!” que invocaba la enjundia y perseverancia de un candidato que no quería posponer nada, era la voz de la impaciencia democrática o justiciera o lo que cualquiera quisiera que fuera, esto aunado al caudillismo de las imágenes del propio Fox o su mano en forma de “V” de la victoria.


La propaganda de la elección del 2006 se centró en capitalizar los desvaríos de López Obrador quien empezó con 17 puntos de ventaja sobre su más cercano seguidor, Madrazo, el cual fue bajado de ese sitial por su misma superficialidad dejando a Felipe Calderón ese lugar para, mediante una “campaña de contraste” es decir de reto, golpeo y exhibición llevar al tabasqueño a medio punto debajo de nuestro Presidente, quien llegó cuestionado pero que ganó limpiamente la elección.


Para la elección del 2009 el Partido Acción Nacional decide convertirse en el Partido Antidemocrático Nacional, cancela las convenciones en 206 de 300 distritos electorales y a dedazo limpio, como todos los demás “partidos” ahora convertidos en verdaderas pandillas, escoge entre las facciones a las mas leales al presidente, a los amigos del presidente, a sus compadres, y a los inconformes les ofrece el típico “para la próxima” y según el caso, algún embute a su gusto, para ello utiliza todo el poder al estilo del PRI cuando este hacía exactamente lo mismo, con los mismos métodos y para los mismos fines.


Para sacar avante las campañas del PAN se organizó la campaña denominada “Acción responsable” que es otro refrito, otro robo intelectual, ahora a un educador español de nombre Francisco Javier Alonso Arroyo, quien publicó en el 2003, bajo el sello de “Editorial CCS” su libro “Acción responsable” pero también y siempre siguiendo las malas enseñanzas priistas, nos encontramos con que la publicidad de la campaña panista que acompaña al lema se refiere exclusivamente a actos de gobierno, actos de gobierno que son pagados por todos los mexicanos y que ninguna facción política debe apropiarse, si vemos las imagenes de la publicidad panista encontraremos exclusivamente actos de gobierno de carácter administrativo, un niño que antes dormía sobre una cobija en el piso y ahora lo hace sobre una cuna, O una pareja de jóvenes que sonrientes y felices aparecen al costado de un letrero que, se supone, contiene sus pensamientos: “queremos que la droga no llegue a la escuela de nuestros hijos” lo que como obviedad esta de campeonato.




La política, desde las discusiones de Sócrates en el ágora ateniense, pasó de ser un nuevo concepto filosófico para convertirse en la vivencia de hombres y mujeres de todas las estirpes y de todos los tiempos que precedieron al Siglo de Pericles, pues abrazaron ideales tan diversos que sería imposible tratar de citarlos aquí, pero que lo hicieron a través del apostolado de sus propias vidas y de su contagiosa pasión, con esa política nada tiene que ver la nuestra que es en realidad simple mercancía y como tal dirigida al cliente que somos, porque el ciudadano mexicano todavía no nace ni se ve pronto ese alumbramiento.




Esto, es parte del proceso de decrepitud política nacional al que arribamos sin pasar por la juventud, pues en ella se debaten ideas, se admiran y se buscan ejemplos y se tienen pasiones bajo la piel y nuestros partidos nos exigen en cambio, cultivar el pragmatismo, abominar de las ideas, abjurar de la democracia, someternos a los designios de los dirigentes, buscar ejemplos entre los palurdos que designaron a dedazo vil y por única pasión nos piden adorar al dios de la billetera, al embute y a los cómplices, por todo esto las palabras de Vasconcelos dictadas en 1935, en su juicio contra la educación importada, le quedan como anillo al dedo a nuestros educadores, a nuestros políticos y a las calamidades que nos gobiernan “…Caída en su propio descrédito, la presente época de pragmatistas y utilitarios, .... ha llegado el momento de jubilar a toda esta generación de jóvenes viejos y de viejos que se creen jóvenes porque nunca llegaron a la madurez”, Sabias palabras y mejores deseos, pero ahora sabemos que Vasconcelos no fue profeta y sus buenos deseos no influyeron en nada al México de hoy.

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